CONVERGENCIA MAYA WAQIB’ KEJ CELEBRA SENTENCIA CONDENATORIA A MILITARES POR EL CASO MOLINA THEISSEN

Más de 36 años han pasado desde la Desaparición Forzada del niño Marco Antonio Molina Theissen, uno de los más de 5,000 niños desaparecidos por el Ejército de Guatemala durante el conflicto armado interno.  Marco Antonio fue detenido desaparecido en octubre de 1981 por el Ejército de Guatemala en un “operativo de venganza“, tal como ya se hace constar en sentencia emitida por el tribunal de mayor riesgo C, por el escape de su hermana Emma Molina Theissen, militante del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT), luego de ser violada sistemáticamente y torturada por el mismo Ejército en un centro de detención clandestino en Quetzaltenango.

 Un atisbo de justicia se vislumbra para las valientes mujeres Molina Theissen, quienes inclaudicables en su empeño de justicia, consiguen la condena de cuatro de los cinco acusados: 58 años de prisión  por delitos contra los deberes de la humanidad, violación con agravación de la pena y desaparición forzada para Benedicto Lucas García, Manuel Antonio Callejas y Hugo Ramiro Zaldaña; 33 años para Francisco Gordillo por delitos contra los deberes de la humanidad  y Violación con agravación de la pena.  El acusado Edilberto Letona Linares fue absuelto, aunque para nosotros es culpable.  Sin embargo la demanda principal de la familia Molina Theissen aún queda sin respuesta: que el ejército esclarezca el paradero de Marco Antonio.

Celebramos estas condenas arropados en la energía femenina del nawal Kawoq, energía en la que recibimos este aporte a la integración y sanación de la comunidad desquebrajada por la violencia y el terror de Estado.  Celebramos la sentencia emitida por el tribunal quien reconoció que el ejército de Guatemala estableció un sistema de inteligencia ilegal, clandestino y secreto, que consideró a la población civil como enemigo interno, propiciando el clima de corrupción e impunidad que hoy sufrimos.  Reconocemos el valor de la Verdad Jurídica que se establece en este tipo de sentencias, tal como lo fue la de genocidio en mayo de 2013, tan importantes para el esclarecimiento de nuestra historia y sanar las grandes heridas del pasado.

Los Pueblos Indígenas hemos sido históricamente excluidos, explotados, expoliados y saqueadas; identificados como objetivo militar y el enemigo interno para el gran capital colonialista.  Hemos sufrido el racismo y la desigualdad, pero también hemos sabido caminar con dignidad, en comunidad y en búsqueda de los caminos de la justicia y la solidaridad para todas y todos.  Nos preocupa que pese a algunos avances de la justicia transicional, en los últimos años se han dado nuevos ataques y criminalización a defensores de derechos humanos, el territorio y las comunidades, en especial a pueblos indígenas como es el caso reciente de Abelino Chuub y Bernardo Caal, ambos Q’eqchi’es quienes recientemente han sido enviados a juicio oral y público con pruebas fabricadas y en casos que en un sistema justo no se sostendrían, y el asesinato a Mateo Chamán Pau y José Pau Xol del Comité Campesino del Altiplano, CCDA, y Luis Arturo Marroquín del Comité de Desarrollo Campesino, CODECA, así como el atentado y amenaza que sufrió Omar Jerónimo de la Asociación indígena Ch’orti’ Nuevo Día.

 Las sentencias en juicios por crímenes de lesa humanidad como las dictadas por las  masacres de las comunidades Las  2 erres, Plan de Sánchez, desaparición forzada en Choatalun o Genocidio, por nombrar algunas, han sido lo suficientemente contundentes en el tratamiento histórico de las problemáticas estructurales que se impusieron desde el poder colonial  y que siguen afectando a los  Pueblos Indígenas de Guatemala. Es imprescindible que los juicios y procesos en justicia transicional estén vinculados y acompañados de mecanismos para la protección de la población indígenas, sus territorios, identidad cultural y política.  Porque no queremos que hechos del pasado como el genocidio y el despojo sistemático retornen en nuestras comunidades.

Nunca más una Guatemala sin los Pueblos

Con Todos los Pueblos Florecerás Guatemala

#ElegimosVivir

Iximuleu Wuqub’ Kawoq

Guatemala 23 mayo de 2018

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COMUNICADO DE LA COORDINACION Y CONVERGENCIA NACIONAL MAYA WAQIB ´KEJ POR EL ASESINATO DE RAMÓN CHOC SACRAB

El treinta de mayo fue atacado con saña, alevosía y exceso de crueldad el defensor de derechos humanos RAMÓN CHOC SACRAB Presidente y Autoridad Indígena de la Comunidad Ixloc San Pedrito, Cobán, Alta Verapaz y dirigente comunitario del Comité Campesino del Altiplano CCDA.  Tras largas horas de agonía el compañero Ramón Choc murió el día de hoy 1 de junio 2018

Choc Sacrab contaba con una resolución judicial a su favor para que la Policía Nacional Civil le brindara protección, ya que fue amenazado de muerte por hombres fuertemente armados, la resolución de protección no fue cumplida, provocando que Ramón Choc se convirtiera en uno más de los tantos asesinados del movimiento campesino este año y el tercero del CCDA en menos de un mes.

A 40 años de la masacre de Panzós, y el inicio de la gran represión, y  política de tierra arrasada ejecutada por el Ejército de Guatemala,  las comunidades Q´eqchi´es  vuelven a ser foco de amenazas, persecución, despojo, criminalización y asesinatos sistemáticos.  Nuevamente somos testigos de una oleada de ataques sistemáticos a los pueblos indígenas y campesinos en el país, creando un ambiente de inestabilidad y terror comunitaria, donde a quien defiende la vida y el territorio si no se le persigue penalmente, se le asesina.

Nos solidarizamos con la familia del compañero RAMÓN CHOC SACRAB, con la comunidad Ixloc San Pedrito, el pueblo q´eqchi´,  el Comité Campesino del Altiplano CCDA y con todos los y las que defendemos la vida, la tierra y el territorio y que nuevamente desangran y someten al terror. Repudiamos estos actos que envilecen a la condición humana, nos ofenden y denigran, afectando a las familias campesinas guatemaltecas dañando  profundamente la comunidad y su historia.

Exigimos al Ministerio Público y el Ministerio de Gobernación que realicen una investigación exhaustiva tanto del asesinato de Ramón Choc como los de Mateo Chamán Pau y José Pau Xol del CCDA, y Luis Arturo Marroquín del Comité de Desarrollo Campesino, CODECA.  Así mismo pedimos la intervención de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala CICIG para el esclarecimiento de estos casos, ya que consideramos  que estos asesinatos fueron perpetrados por estructuras paralelas, y la investigación de éstas forma parte del mandato para el accionar de CICIG

Hacemos un llamado a todas las personas y  sectores a la unidad, a la solidaridad y el accionar colectivo para la protección de quienes defienden la vida.

Nunca más una Guatemala sin los Pueblos

Con todos los pueblos Florecerás Guatemala

 

Iximuleu Oxib´ Q´anil

Guatemala 1 de junio de 2018

 

Panzós

Por Manuel José Arce

Hay fechas, gestos, palabras, nombres, lugares que se quedan fijos para siempre en la historia de los países, de los pueblos.

Cuando decimos por ejemplo, “Waterloo“, no necesitamos especificar nada más.  Cuando decimos “la noche de San Bartolomé“  Cuando decimos “14 de julio“.  Cuando decimos “Guernica“.  Cuando decimos “Aldea Rosa“ o “Hiroshima“.

Es terrible lo que le ha sucedido al Presidente Laugerud, ya en los finales de su gobierno.  Ese nombre: “Panzós“ es de los que se quedan en la historia, indelebles.

Frente a la dimensión descomunal del hecho, sobran los calificativos.  Las excusas, las justificaciones sobran.  Una vez más, la opinión internacional pone ojos de asombro ante las cosas que ocurren en nuestro pequeño país.  Y nosotros, nosotros mismos que vivimos aquí, que día a día vemos a la prensa diaria correr el incesante río de sangre, que ya casi tenemos vacuna de indiferencia (si no la tuviéramos habríamos enloquecido una y mil veces a causa de esta marejada de muerte que no se detiene, que no se detiene), nosotros mismos, digo, los guatemaltecos que ya tenemos callos en los ojos y en el alma de tanto ver la tragedia, no podemos menos que sentir un terremoto adentro, una sacudida terrible al pensar en Panzós.

¿Fueron treinta y pico? ¿Fueron ochenta? ¿Fueron cien los muertos? Se discute sobre la cifra total de las víctimas. ¿Es que no nos damos cuenta de que es toda una clase social la víctima? La clase, por cierto, que realiza la posibilidad de vida de este país.  Los campesinos, los indios, los desposeídos.  No se les está dejando camino: muerte por bala.  Muerte por hambre.  Muerte por miseria, enfermedad curable, abandono.  Muerte.

¿Qué clase de locura es  ésta? ¿Por qué esta guerra contra nuestro pueblo?

No es necesaria la intervención de ningún dirigente político de otro país.  No es necesaria la prédica ideológica de nadie.  No es necesaria sino la realidad para llevar a las grandes masas de guatemaltecos desheredados a la desesperación.

Basta ver la ciudad capital con sus profundos barrancos llenos de miseria, con sus víctimas del terremoto social; basta ver la realidad de los campesinos en el interior del país; bastan hechos como éste de Panzós para explicarnos ese terror pánico que lleva a masacres de tal magnitud: la miseria de un pueblo pesa sobre las conciencias.  No se puede acumular tanta riqueza al lado de tanta miseria sin sentir miedo.

Y el miedo lleva a la locura.  Y la locura es lo que ocurrió en Panzós. Miedo de ver campesinos que han juntado su hambre y su miseria.  Miedo ciego y homicida.

Panzós es un nombre que no podrá borrarse la historia de Guatemala.  Es terrible, pero es así.  Es uno de esos nombres geográficos que sintetizan toda una tragedia; todo un período histórico, toda una situación.

No es posible que haya tanta ceguera. No es posible que los oídos estén tan sordos frente al clamor.  No es posible. No.  No es posible.

Texto editado y publicado en Diario de un Escribiente, de sus columnas publicadas entre el 78 y 79.

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